Alguna vez te has preguntado ¿quiénes fueron esas personas cuyos nombres se les puso a algunas de las calles del Centro de Monterrey? Aquí te lo decimos.
El Centro de Monterrey es, por obvias razones, una de las zonas más transitadas por peatones y automovilistas, pues es uno de los puntos comerciales más importantes de la capital de Nuevo León.
Un día normal atrae a una gran cantidad de personas y en fin de semana ni se diga. Miles de personas van y viene´n por las calles cuyos nombres no representan mucho para la mayoría, pero detrás de esas nomenclaturas existen personajes ricos en historia.
Por este motivo te decimos quiénes fueron esas personas cuyo nombre le fue dado a las calles del primer cuadro de Monterrey.
En esta primera entrega omitimos las calles cuyos nombres son por todos conocidos, como Juárez, Hidalgo, Guerrero, Padre Mier, entre otros, y nos enfocamos en aquellos personajes desconocidos por la mayoría.
José María Arteaga
Esta avenida llena de cantinas y giros negros lleva el nombre de uno de los hombres más puros del movimiento liberal, que se hizo de manifiesto a mitad del siglo XIX.
José María Arteaga Magallanes nació el 7 de agosto de 1827 en la Ciudad de México. Nació en el seno de una familia humilde y desde joven tomó la sastrería como su oficio. Su padre murió en combate cuando él apenas era un niño y desde entonces tuvo la inquietud de tomar las armas adoptando con fervor las ideas liberales.
Poco a poco comenzó a hacerse camino en la milicia, hasta alcanzar el grado de General. Su valentía y lealtad a México lo llevaron a ocupar las gubernaturas de Querétaro y Jalisco, en una de las etapas más convulsas de nuestro país.
Su arrojo lo demostró al hacerle frente a la llegada del Imperio de Maximiliano, manteniéndose en combate por años, hasta que una traición de varios mandos militares provocó su captura, llevándolo a ser fusilado por las fuerzas imperialistas el 21 de octubre de 1865 en Uruapan, Michoacán.
José María Arteaga no solo se caracterizó por su valentía y lealtad, sino también por su sencillez y honestidad. A pesar de haber ostentado el grado de general y los cargos de gobernador, él murió en la pobreza, pues solo vivía de su sueldo como militar, el cual a veces no cobraba para pagar la manutención de sus tropas.
Al morir solo le dejó a su madre un real, un reloj y una carta, cuyas líneas dan cuenta de quién fue Arteaga: «Mamá, no dejo otra cosa que mi nombre sin macha, pues nada de lo ajeno me he tomado…».
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Carlos Salazar
Esta calle se localiza a escasos metros de la avenida Madero, con circulación de oriente a poniente. Ahora bien, ¿quién fue Carlos Salazar?
También fue una de las grandes figuras liberales de México. Nacido en la capital del país en 1829, Carlos ingresó a temprana edad al Heroico Colegio Militar en donde comenzó a forjar su futuro, teniendo como principios los ideales liberales.
Participó en varias de las batallas más importantes de la Revolución de Ayutla y la Guerra de Reforma. Su entrega y lealtad a la causa republicana le valieron la obtención de ascensos de rango y la confianza de los altos mandos, entre ellos el del Presidente Benito Juárez y generales de la talla de Arteaga.
Tras participar activamente con el Ejército del Centro, fue capturado por las fuerzas imperialistas de Maximiliano junto con José María Arteaga, Jesús Díaz Ruiz, Juan González y Trinidad Villagómez, gracias a una traición.
Fue fusilado junto con Arteaga y otros mandos militares republicanos, el 21 de octubre de 1865. Antes de ser fusilado, el general Salazar dijo en voz alta: «Voy a enseñar cómo muere un leal republicano asesinado por traidores».
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Jerónimo Treviño
Esta calle es la tercera al sur de avenida Madero.
Originario del meritito Cadereyta Jiménez, el general Jeronimo Treviño fue una pieza importante en la defensa de la soberanía nacional durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa.
Se mantuvo fiel a la causa republicana y arriesgó su vida para salvaguardar la Patria, al lado de figuras como Ignacio Zaragoza, Porfirio Díaz, Francisco Naranjo y Santigo Vidaurri.
Durante la Intervención Francesa, se mantuvo del lado liberal por lo que participó en las maniobras para quitar de la gubernatura de Nuevo León al controversial general Vidaurri.
Ocupó la gubernatura del Estado en varios periodos, destacando obras en materia de educación principalmente, así como la creación de los municipios de General Bravo, General Escobedo y Villa de Juárez.
Sus restos reposan en el Panteón del Carmen de Monterrey.
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Isaac Garza
No, esta calle no fue nombrada así en honor al empresario regiomontano que dio origen al desarrollo industrial de Monterrey en el siglo XIX (cabeza de la familia Garza Sada), sino a otro Isaac Garza.
Este personaje no fue general ni tuvo algún grado militar o puesto gubernamental importante, fue un civil de un amor tan profundo por su Patria que no dudó en actuar para salvarla de las garras de la fuerza imperialista.
Isaac Garza de los Santos nació el 15 de agosto de 1839 en Cadereyta. Se dedicó al comercio, lo cual lo llevó a trasladarse a Monterrey para lograr mejores oportunidades de desarrollo.
En la colonia Nuevo Repueblo, justo donde ahora se encuentra la Arena Solidaridad, puso una tienda, la cual no era un negocio cualquiera: ese era un punto frecuentado por fuerzas belgas, adheridas a los imperialistas durante la Intervención Francesa.
Isaac Garza aprovechó este hecho para ganarse su confianza, tomando en cuenta que la Legión Belga era famosa por indisciplinada. Después de esto consiguió intercambiar con ellos alcohol por armas y municiones, las cuales entregaba después al Ejército Republicano, para fortalecer la resistencia clandestina que se gestaba a base de guerrillas.
Pronto un elemento de la Legión denunció las acciones de Garza y fue aprehendido. Se le ofreció el indulto a cambio de que dijera el nombre de su red de colaboradores, pero éste se negó, por lo que de inmediato se ordenó su fusilamiento.
Y no crean que la ejecución se dio en un rancho lejano: el patriota Isaac Garza fue fusilado el 7 de junio de 1866 en la Plaza del Roble, a un costado de la bella iglesia regiomontana.
En efecto, donde ahora se venden elotes, comida rápida y artículos religiosos fue asesinado un hombre que con el tiempo fue quedando en el olvida, quedando solo una calle y una placa en su honor.
Excelente, muchas gracias
chale, ya no se publicó la segunda parte.