El surgimiento de «Pipo»: el Rey de los Payasos

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El 20 de enero de 1964 se dio el debut de Pipo, el personaje creado por José Marroquín.

Dentro de la historia de la televisión del norte del país hay personajes que dejaron una huella imborrable y dentro de ellos destaca José Marroquín, «Pipo».

José Marroquín, el hombre detrás de «Pipo»

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Él nació el 1 de abril de 1933 en el Centro de Monterrey, en una casa ubicada en la calle Reforma casi esquina con Villagrán, según lo relatado por él en una parte de sus interpretación del «Corrido de Monterrey».

Desde temprana edad se interesó por el arte, sin embargo se decidió a estudiar la carrera de ingeniero mecánico.

Pero su vocación artística pudo más, por lo que prefirió estudiar actuación hasta convertirse en director de teatro y fundó además fundó la Escuela de Arte Dramático de la hoy Universidad Autónoma de Nuevo León.

Su talento lo llevó a ser requerido por directivos del Canal 3 de Monterrey a finales de la década de los 50’s y su primera misión fue la de participar en un programa infantil como payaso.

De inmediato destacó su capacidad como animador infantil y por ello en 1961 se le pidió interpretar a «Bozo», ya que el Canal 3 había adquirido los derechos del personaje.

Esa aventura duró poco, puesto que a finales de 1963 la empresa decidió dejar los derechos del famoso payaso.

Ante esto, Marroquín decidió seguir adelante en el ambiente del entretenimiento infantil.

El nacimiento de «Pipo»

Apoyado por directivos y compañeros del Canal 3, José Marroquín se puso a trabajar en la creación de un nuevo personaje y fue así como diseño el maquillaje, vestimenta y su característica peluca.

Lo siguiente a resolver era el nombre. Don Horacio Alvarado estuvo presente en ese proceso y señaló que la idea era elegir un nombre corto y simple para que se le grabara a los niños. Jugaron con las palabras «Pepe», «Pipo» y otras más, y esta última fue la que más le gustó a Marroquín.

El 20 de enero de 1964 fue el día del debut de «Pipo». A partir de ahí se convirtió no solo en un payaso amado por chicos y grandes, sino en un referente de la televisión de Monterrey.

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Programas entrañables (con público en vivo, en su mayoría alumnos de jardines de niños y escuelas), las «aventuritas», el clásico «pip-pip», canciones y discos educativos y llenos de alegría, esperanza y enseñanzas, son parte del legado que dejó «Pipo».

El final se dio el 6 de febrero de 1998, día en el que dejó de latir el corazón de José Marroquín, tras sufrir un infarto en su casa.

Sin embargo, su legado sigue vigente todavía, a pesar de los cambios generacionales.