Cuenta la leyenda que la hija del emperador azteca se curó de una grave enfermedad gracias a las aguas sulfurosas de esta montaña.
En torno al Cerro del Topo Chico hay varias historias y leyendas: que si es un volcán dormido, que si es un punto frecuente de avistamientos OVNI, pero hay una que pocos conocen y que resulta fascinante: que ahí se curó la hija del emperador Moctezuma I Ilhuicamina.
Así como lo lee. Cuenta la leyenda que en 1440, la princesa azteca cayó enferma de una extraña y grave enfermedad, para la cual ninguna de los curanderos del imperio mexica había encontrado una cura.
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En un momento dado, llegó a oídos de Moctezuma que en una tierra lejana localizada al norte, había una montaña de la cual brotaban aguas milagrosas, que en este caso podrían aliviar el mal que sufría su hija.
El emperador no lo dudó y creo una comitiva para que llevara a su hija a esa montaña lejana con la esperanza de que pudiera ser curada.
El viaje fue largo y peligroso, pero después de varios días de expedición arribaron a un valle rodeado de montañas, ahí ubicaron la montaña que reunía las características que les habían indicado y se dirigieron para hacer la exploración.
En efecto, de la montaña redondeada surgían manantiales de aguas ardientes que le dieron a beber a la princesa, quien también tomaba baños en ese ojo de agua.
Tras varios días de consumir el agua, el estado de salud de la hija de Moctezuma I Ilhuicamina comenzó a mejorar de manera notable hasta que se curó por completo.
Esta historia fue divulgada durante el siglo XIX, no solo en Nuevo León, sino en el resto del país y en Estados Unidos, incluso un diario estadounidense publicó la leyenda para promocionar las aguas termales del Topo Chico.
Incluso se convirtió en un lugar recurrente por personas enfermas de Estados Unidos, quienes venían en busca de los poderes curativos del manantial del Topo.
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¿Qué tanto es leyenda y qué tanto es verdad la llegada de la princesa azteca al Cerro del Topo Chico?
Obviamente no hay ninguna evidencia. El viaje hubiese sido extenuante y peligroso, tomando en cuenta el terreno difícil de la zona conocida como Aridoamérica, sin dejar de lado que las tribus nómadas que deambulaban por estos territorios eran sumamente salvajes e indomables (los mismos españoles batallaron para doblegar a los nativos del llamado Nuevo Reino de León).
A pesar de esto, la leyenda estuvo muy arraigada hace décadas en Monterrey y forma parte de las historias nuestro estado.
